Todos sabemos que la pérdida de la horizontalidad en un coche de forma muy pronunciada puede producir efectos nefastos en sus entrañas. Los líquidos son muy amigos de la Física y cumplen a rajatabla todas sus reglas, sin excepción. Por eso me sorprende esta imagen de un tren cargado de los clásicos Chevrolet Vega.
Bueno, se puede pensar que estos Chevrolet Vega están más secos que la mojama, lo cual sería una respuesta rápida al enigma. Pues no, todos ellos estaban preparados para ser descargados y empezar a funcionar nada más llegar al concesionario que les correspondiese.
Para conseguirlo, General Motors diseñó estos coches con ese fin, ser transportados en posición vertical dentro de unos trenes especiales con el fin de ahorrar espacio en los vagones. De unas 18 unidades por vagón (en tres niveles) se pasó a las 30 unidades por cada vagón. Casi el doble.
Los vagones Vert-A-Pac de Southern Pacific
Estos trenes se conocen como Vert-A-Pac y fueron un proyecto conjunto entre General Motors y Southern Pacific Transportation Company, una compañía ferroviaria absorbida por Union Pacific Railroad hace unos 15 años.
Es curioso como en los ’70, las compañías de coches hacían lo posible para distribuir más coches en el menor tiempo posible, llegando incluso a diseñar trenes especiales y practicar los pertinentescrash tests para comprobar las posibles consecuencias de un choque de trenes.
Los Chevrolet Vega, y creo que también los Chevrolet Monza, no iban directamente apoyados sobre su morro. Eso sería un desastre para el frontal, por lo que iban colgados del chasis con cuatro ganchos desmontables. Estos ganchos, una vez finalizado el transporte, se quitaban porque se hacían inservibles para el día a día.
El transporte de los coches y los sistemas de retención de líquidos
Por supuesto, el motor del Chevrolet Vega tenía que estar diseñado de forma especial para evitar daños por desplazamiento de líquidos. Como he dicho antes, los coches se servían preparados para funcionar. Meter la llave y arrancar. Esto significa que llevaban gasolina, aceite, ácido en las baterías y agua para los limpiaparabrisas.
Por ejemplo, el depósito de aceite impedía que el aceite llegase a los cilindros. Las baterías tenían unas tapas especiales que evitaban el reflujo de ácido y el depósito del agua de los limpias estaba montado a 45º, por lo que el agua siempre estaba en la misma posición tanto si el coche estaba vertical u horizontal.
Además, cada coche llevaba una especie de tapas de plástico tapando las partes sensibles de la transmisión y la parte baja del motor. Como sucedía con los ganchos para el transporte, estos plásticos se eliminaban una vez llegados los coches al concesionario.
¿Sería rentable esta inversión
Pero de todo esto, lo que más me sorprende es la inversión que tuvo que hacer General Motors para el transporte de estos Chevrolet Vega y Chevrolet Monza. Ya no es sólo la inversión y desarrollo de los sistemas para mantener todos los elementos líquidos del coche en su sitio, sino la inversión hecha para diseñar unos vagones específicos.
Desconozco los gastos que acarrearon toda esta parafernalia, pero viendo el éxito e imaginando lo que se debió haber gastado General Motors en investigación y desarrollo, dudo mucho que esto fuese más allá que una anécdota más en el transporte de coches por tren.
Los únicos beneficios que puedo verle a esto es que por cada tres vagones normales (18 coches)te ahorrabas un vagón Vert-A-Pac y ganabas seis coches más. Pero más coches en los concesionarios no supone mayores ventas, sino mayor stock. O bien este coche era un superventas antes de la crisis del petróleo (salió a la venta en 1970).
En cualquier caso, es una forma distinta de transportar coches y por lo que se ve, al menos en espacio, más eficiente. Pero tengo la sensación que algo falló en medio del proceso, puesto que los coches se siguen transportando en su posición natural, la horizontal.
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